Crianza

Reflexiones post Depresión Post Parto

“La inteligencia es la habilidad para adaptarse al cambio” (Stephen Hawking)

La depresión post parto se supera. Y con esto, se descubre el maravilloso mundo de la maternidad: las historias de amor incondicional, de plenitud, de realización personal a través de un pequeño individuo eran ciertas. Este renacer a la salud mental acompañado del placer de la trascendencia genética, es revelador, sobre cogedor.

Al darle la vuelta al asunto, la sensación de culpa invade las entrañas. Cómo es posible haber sentido rechazo frente a lo más preciado que nos puede dar la vida? Cómo es posible haberle temido a ese ser indefenso por el que ahora nos enloquecemos? Cómo es posible haber cuestionado la decisión de ser madre? Cómo es posible tanto egoísmo?

Pues si, aunque la salud mental debe estar libre de todo juicio moral, cuando se trata de un hijo, es prácticamente imposible no hacer este tipo de reflexiones. Y si, las hormonas juegan un papel crucial frente al cual no tenemos injerencia. Por lo tanto, podríamos escudarnos detrás de nuestra biología y sencillamente concebir lo que nos ha ocurrido como un tema neuroquímico.

Sin embargo, creo que nuestra psicología juega un papel fundamental frente a la manera en que nos enfrentamos a la maternidad. A partir de este momento hablaré únicamente desde mi experiencia personal, no pretendo generalizar, ni hacer un análisis científico, y mucho menos que nadie se sienta juzgado. Pues veo que aunque mis episodios depresivos tuvieron muchas similitudes con los de otras personas, también sé que la manera en que los experimenté tienen la huella de la historia de mi propia vida.

Al conversar con varias de mis amigas, quienes se están estrenando como mamás, no puedo evitar sentir envidia, culpa, y algo de risa y alivio (los dos últimos ítems son temas que trataré más adelante) al escuchar sus historias de mamás primerizas. Siento muchísima envidia y culpa al ver la facilidad con la que crearon vínculo con sus bebés, la naturalidad con que se les da la maternidad y todo lo que implica; sus narraciones cargadas de amor, entrega y cariño. ¿Por qué a mí se me habrá dificultado tanto? No puedo evitar esa sensación de “corazón arrugado” al pensar en mis hijos con su madre ausente emocionalmente.

Hace aproximadamente un mes vi una charla de TED[1] que (como muy elocuentemente dicen los paisas), “me dejó cabezona”. El argumento era supremamente simple: “la clave de la felicidad es la capacidad de adaptarse”. Inmediatamente me acordé de una gran amiga de la infancia a quien siempre he admirado entre otras cosas por su capacidad de adaptarse al cambio. Su padre era militar y por esta razón vivió en múltiples ciudades durante su infancia y adolescencia, situación que jamás reprochó y por el contrario, tomó como una oportunidad. ¡Y a mí que me daba duro pasar al siguiente grado!

Tal vez fui la niña a la que más dificultad le dio la entrada al jardín y luego al colegio; bastante apegada, únicamente cómoda en mi ambiente. El paso del colegio a la universidad fue una gran crisis comportamental acompañada de una tusa monumental que lo único que hizo fue resaltar mi falta de madurez. Tal vez el único cambio que se me dio con facilidad en la vida fue el matrimonio, definitivamente el amor sí cura todos los males!

Así pues, mirando en retrospectiva, cómo no me iba a dar duro la maternidad?! El paso de la libertad absoluta a la responsabilidad de un individuo. Pero más importante aún, el paso de ser “yo” a ser “yo+1 o +2”. Ya he dicho que con la maternidad se da un cambio en la identidad y ese cambio trascendental es traumático y mucho más para aquellos que no somos “adaptables”.

Por otra parte, la charla de TED que les mencioné me recordó un elemento cognitivo que en mi opinión es equivalente a inteligencia. Este recurso del pensamiento es la “flexibilidad cognitiva”, o capacidad de adaptarse y buscar solución por diversas vías a los problemas.

Por ejemplo, las personas que están atravesando procesos demenciales (Enfermedad de Alzheimer, Demencia Fronto Temporal, Demencia Tipo Parkinson, Demencia Wernicke Korsakoff, Demencia por enfermedad de Huntington, etc…), así como aquellos que sufren Retraso en el Desarrollo, tienen en común que son “perseverativos” o como se diría coloquialmente, tercos. Cuando se les pide que solucionen un problema buscan una estrategia y si ésta no funciona, la siguen aplicando una y otra vez, en lugar de buscar una vía alterna. Por ejemplo, se les pide buscar la salida de un laberinto; si el primer camino que intentaron no funcionó tienden a seguir intentando por la misma parte hasta finalmente frustrarse y abandonar la tarea.

En casos no patológicos, la “rigidez” o “inflexibilidad” cognitiva se traduce en los muy conocidos psico rígidos, de los cuales, OBVIAMENTE hago parte (pero créanme que cada vez menos). Pese a que este rasgo generalmente va de la mano de características deseables tales como la disciplina, el orden y la perseverancia, tiende a ser un arma de doble filo que genera gran malestar personal, así como un alto grado de frustración.

Tal vez esta es la mayor enseñanza que le quiero dejar a mis hijos: la rigidez del pensamiento es contraproducente: no permite el desarrollo de la creatividad, la innovación, la comprensión de mundos ajenos al nuestro. Es una camisa de fuerza imaginaria, pero tan real…

Y claro, en el post parto mi psico rigidez no me permitió ver que es posible darse un tiempo “libre” de desarrollo profesional y personal como mujer, pero sobre todo libre de culpas, que se vale entregarse plenamente a la maternidad, que la vida es muy larga y seguramente da tregua. No me permitió adaptarme adecuadamente a mi nueva vida, se me dificultó inmensamente el cambio de prioridades.

Así pues, la falta de adaptabilidad, de la mano de la psico rigidez y el desbalance hormonal, crearon el caldo de cultivo perfecto para mis depresiones post parto. Pero el mensaje de esto va más allá, es una invitación a la introspección, al auto conocimiento, pues en el momento en que nos conocemos, en que aprendemos a identificar cómo experimentamos emocionalmente las diferentes situaciones de la vida nos podemos preparar y tomar acción. Y más aún, identificar la realidad y trascendencia de las situaciones más allá de las películas creadas por nuestro propio cerebro.

[1] https://www.youtube.com/watch?v=1EHZAQmw2JA 

Artículo tomado de: MAMÁ CIENTÍFICA.

Autor: Sara Sierra

Sara Sierra, neurocientífica, con magister en Ciencias Básicas Biomédicas con énfasis en genética, psicóloga, y amante de la teoría de la evolución.

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